miércoles, 5 de diciembre de 2007

¡Ser vulnerable no es ser débil!

Ser vulnerable no es ser débil.
Al contrario, sólo una persona firme y madura puede permitirse conocer su propia vulnerabilidad, aceptarla y dejar que se sepa.

La persona débil oculta su debilidad, evita los ataques y erige defensa para protegerse y poder huir.

Una armadura pesada siempre esconde un carácter débil.

La confesión de vulnerabilidad nos abre a relaciones amistosas con otras personas, ya que ellas son capaces y tan vulnerables como nosotros.

En la debilidad se esconde la fuerza y éste es el principio en todos los órdenes.

Ser vulnerable quiere decir confesar sentimientos, admitir que no somos indiferentes a la alabanza o al desprecio, a la comodidad o a la molestia, al éxito o al fracaso: quiere decir revelar el mal humor así como el bueno.

Ser vulnerable quiere decir que no siempre nos sentimos felices, no siempre estamos de buen talante, no siempre nos dominamos, no siempre estamos seguros de qué hacemos y porqué lo hacemos.

“Era abiertamente vulnerable, y lo era precisamente porque era seguro de sí mismo”

Carlos G. Vallés



SER VULNERABLE QUIERE DECIR SER HUMANO…

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