lunes, 15 de junio de 2009

LA RABIA, EL ENFADO, LA HOSTILIDAD...

La rabia, el enfado, la hostilidad…
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.

Aristóteles, Ética a Nicómaco.


La rabia, el enfado, la hostilidad, el resentimiento, envidia, celos… son sentimientos desagradables para el ser humano, a nadie le gusta enfadarse con un amigo o estar molesto e irritado con la pareja. Cuando percibimos alguna de estas emociones solemos sentirnos mal, culpables, y rápido nos aparece el pensamiento de “soy mala persona”. Pero estos mismos afectos negativos pueden ser positivos y beneficiosos para el ser humano, en grado moderado, si se consiguen tramitar y canalizar de forma adecuada, ya que para la supervivencia de la especie humana las emociones, la agresividad, ha sido necesaria y nos ha permitido la evolución y desarrollo de nuestro cerebro humano. Sin esta energía negativa estaríamos indefensos para enfrentar cualquier peligro externo o interno. Nos ayuda a luchar contra un peligro externo, en la época primitiva a luchar en la selva en la actualidad a luchar en el trabajo, y contra peligros internos, nos avisa de conflictos emocionales.
Aprender a identificar dichas emociones es importante, conocerse uno mismo y conocer a los demás a través de los sentimientos es lo que llamamos inteligencia emocional. Madurar sería desarrollar esta inteligencia emocional.



Yolanda Ruiz
Psicoterapeuta

http://www.yolandaruiz.es/

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