LA RABIA, EL ENFADO, LA HOSTILIDAD...
La rabia, el enfado, la hostilidad…
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
Aristóteles, Ética a Nicómaco.
La rabia, el enfado, la hostilidad, el resentimiento, envidia, celos… son sentimientos desagradables para el ser humano, a nadie le gusta enfadarse con un amigo o estar molesto e irritado con la pareja. Cuando percibimos alguna de estas emociones solemos sentirnos mal, culpables, y rápido nos aparece el pensamiento de “soy mala persona”. Pero estos mismos afectos negativos pueden ser positivos y beneficiosos para el ser humano, en grado moderado, si se consiguen tramitar y canalizar de forma adecuada, ya que para la supervivencia de la especie humana las emociones, la agresividad, ha sido necesaria y nos ha permitido la evolución y desarrollo de nuestro cerebro humano. Sin esta energía negativa estaríamos indefensos para enfrentar cualquier peligro externo o interno. Nos ayuda a luchar contra un peligro externo, en la época primitiva a luchar en la selva en la actualidad a luchar en el trabajo, y contra peligros internos, nos avisa de conflictos emocionales.
Aprender a identificar dichas emociones es importante, conocerse uno mismo y conocer a los demás a través de los sentimientos es lo que llamamos inteligencia emocional. Madurar sería desarrollar esta inteligencia emocional.
Yolanda Ruiz
Psicoterapeuta
http://www.yolandaruiz.es/
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